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sábado, 18 de septiembre de 2010

Genealogía como pasión

Compartimos con los lectores un artículo periodístico escrito por el Docente y Coordinador Académico de la Diplomatura en Genealogía y Heráldica (Universidad de San Pablo-T) Dr. César Justino Terán Molina sobre la Genealogía en Tucumán y en el país aparecido en el diario local La Gaceta.

IDENTIDAD - DESDE LAS RAICES

Más que un pasatiempo, las investigaciones genealógicas son hoy una pasión
Lunes 30 de Noviembre de 2009

Punto de vista. Por Justino Terán, ex presidente de la Federacion Argentina de Genealogia y Heráldica.

La genealogía en estos últimos tiempos tuvo un avance a pasos agigantados. Emerge de la esfera meramente familiar y de estudios realizados solitariamente, para lanzarse a un horizonte enriquecedor. Hoy nadie duda de que lo que antes era un simple pasatiempo se ha transformado en una pasión para consolidarse, prácticamente, como una obligación: conocer nuestros ancestros. Si bien es la historia de una familia, también es la de una región, para encauzarnos en las raíces mismas de la nación. Esta no se supera, sino que se asume, tomando como base tantas corrientes migratorias y las originarias. De allí su importancia de conocerla y palparla.
Lo podemos advertir hoy en la escuela primaria, que lo constituyó también como una necesidad, para enseñar al alumno no sólo a conocer su identidad y su procedencia como familia, sino como un signo de pertenencia a esta tierra. Nuestra experiencia, al presidir la Federación Argentina de Genealogía (miembro de la Confederación Internacional de Genealogía, con sede en Francia), nos llevó a concretar un gran proyecto: fundar en Tucumán la Escuela Argentina de Genealogía, en 2006, dirigida a interesados y estudiosos en la materia, por cuanto veíamos el interés en una ciencia que, por su interdisciplinariedad con la medicina, historia, derecho, genética, demografía, economía, sociología y psicología, entre otras, y sus relaciones con la toponimia, onomástica, paleografía y el folclore, hacían más que lógico su estudio en otro nivel.


En la universidad
Los métodos de investigación son idénticos a los utilizados por los historiadores, por lo que deben ser precisos y basarse en fuentes fidedignas. En este año, y gracias a la convocatoria de la Universidad de San Pablo-T, sobre la base de un proyecto nuestro se creó la Diplomatura en Genealogía y Heráldica, primera en el sistema universitario argentino y única en su género en toda Iberoamérica. Actúo como coordinador académico y se ha conformado un plantel con especialistas locales, de Buenos Aires, Córdoba, España y Canadá.
Esto demuestra claramente que antes se hablaba de una historia familiar para luego seguir un largo camino por la historia social, desembocando en lo que alentábamos hace tiempo en una genealogía cultural e institucional, forjándola hoy en los estudios superiores universitarios. Esto refuerza aún más el concepto de que la genealogía es patrimonio de cada uno e investigarla es hacer de periodista de nuestra propia familia y de nuestros ascendientes, logrando nuestro abolengo -que no es otra cosa que una larga lista de abuelos-, no sólo para consolidar nuestro árbol genealógico, sino también para solidificar las bases de nuestra patria chica, enriqueciendo la memoria de nuestra nación. No podemos encaminarnos en nuestro presente si no observamos el pasado, para lograr vislumbrar nuestro futuro.

Lo difícil es ir más allá de los bisabuelos
En la iglesia de los mormones se da colaboración a quienes reconstruyen su historia familiar.


Estudiar historia e idiomas se vuelve fundamental si se emprende la tarea del árbol familiar. Esfuerzo y paciencia son claves, sostiene Inés Cravens, coordinadora voluntaria del centro de historia familiar de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Esta confesión religiosa, más conocida como los mormones, es una de las primeras fuentes para quienes quieren hacer genealogía. Desde hace medio siglo vienen acopiando información en todo el mundo sobre la historia de la humanidad. El objetivo, bastante ambicioso por cierto, es construir un árbol genealógico mundial que permita llegar a Adán y Eva. El portal de la iglesia, www.familysearch.org, es un verdadero boom, porque permite acceder a censos históricos, registros y otros documentos valiosísimos.


Descifrar las actas

En la iglesia ubicada en avenida Mate de Luna al 2.700 llegan cada vez más interesados. Allí consultan microfilms que registran partidas de nacimiento y de defunción de todo el mundo (hay más de 3 millones de rollos de microfilms con 6.000 millones de nombres). Es una dificultosa tarea descifrar actas que datan desde el año 1500. A veces las letras están borrosas o no se conoce el idioma o las abreviaturas que se utilizaron. "Se invierten muchas horas", reconoce Aída Iris Thames, mientras intenta encontrar a sus antepasados leyendo año por año los registros de nacimiento.
"Cuando encontrás un dato sobre tu pasado, un escalofrío recorre tu cuerpo, y el corazón late aceleradamente", describe Cravens, quien halló la firma de su tatarabuelo en un registro. En 1992 empezó a hojear en su pasado y armó su árbol hasta la novena generación. Trazó el recorrido de su bisabuelo y su familia desde Italia a EE.UU. y luego a Argentina.
"Le recomiendo a la gente que busque todo lo que tengan en sus casas: pueblos, apellidos, fechas", especifica. Según la mujer, que es docente jubilada, en los últimos años se incrementó el interés en la genealogía. "Se acercan personas de todas las edades", comentó.
El objetivo es encontrar datos de antepasados en Italia, España, Francia, Perú, Bolivia, Brasil y Chile. "Las informaciones más difíciles de conseguir son las de Inglaterra, porque en ese país la mujer pierde el apellido de soltera al casarse, y en consecuencia, muchas veces, la búsqueda se diluye. También hay trabas entre los musulmanes, que no permiten difundir información familiar", resalta Inés, para quien la genealogía se ha transformado en una bella y noble adicción.

Investigación
Adriana Medina de Veneziano comenzó hace tres años a armar su árbol genealógico. "Es fácil llegar hasta los bisabuelos. Pero es como que ahí se traba el trabajo y comienza la verdadera investigación", cuenta la joven mamá que inició su búsqueda como un desafío personal. Indagó registros de Italia, España y llegó a encontrar hasta seis generaciones.
Viajó por todo el país buscando familiares
Alejandro Druetta quería saber de sus antepasados y comenzó a armar su árbol genealógico, que pasó de 15 miembros a 379 integrantes. Crece la tendencia a reconstruir la historia familiar. Una iniciativa escolar motorizó el interés de muchos tucumanos.
Una voz interna despierta de pronto. Transmite una necesidad imperiosa. Y es imposible de callar. Buscar pistas para reconstruir el pasado familiar refuerza la identidad de una persona y se ha transformado en un hábito cada vez más frecuente. Internet ha facilitado el trabajo de armar árboles genealógicos y, por lo general, los jóvenes son los más interesados en conocer su pasado.

En el Registro Civil, en las iglesias y en los cementerios aumenta el número de más personas que se acercan en búsqueda de pistas que les permitan reconstruir su historia familiar. A veces no se trata sólo de llenar el casillero de un árbol genealógico con un nombre; el interés lleva a la gente a estudiar historia e idiomas en un minucioso trabajo que puede extenderse por más de 10 años.
En los centros donde suele conseguirse información para reconstruir las historias familiares cuentan que el creciente interés por esta actividad comenzó hace dos años, cuando en las escuelas las maestras empezaron a pedirles como tarea a sus alumnos de tercer y cuarto grado que elaboren sus árboles genealógicos. Y la iniciativa parece haber contagiado a los miembros de la familia del estudiante.
Sin embargo, cada persona que trabaja para hallar su pasado tiene un motivo singular que la motorizó a empezar la búsqueda. A Alejandro Marcelo Druetta, de 37 años, lo movilizó una situación muy especial. El nunca pudo disfrutar de sus abuelos. Cuando era pequeño tuvo que abandonar su Santa Fe natal para instalarse junto a su familia en Tucumán.
"La distancia me marcó mucho", cuenta este especialista en electrónica, padre de tres hijos, vecino de Tafí Viejo. Hace nueve años decidió hacer realidad el sueño de indagar en su pasado. Comenzó por coleccionar leyendas familiares. Su humilde árbol consignaba, por entonces, tan sólo unos 15 integrantes.
Alejandro no se quedó quieto. Siguió rastreando la línea de su apellido paterno, de origen italiano. Su familia había llegado a Argentina desde el Piamonte (norte de Italia). "Me interesaba conocer a fondo por qué habían dejado su país de origen para instalarse en Argentina", explica.
La intriga lo llevó a viajar a Santa Fe, donde entrevistó a sus familiares. Así descubrió que su bisabuelo había llegado a los 14 años para trabajar la tierra.


Promesa alentadora

La gran miseria que por esos años, 1884, se padecía en Italia lo empujó a hacer un viaje sin rumbo junto a dos hermanos. Salieron buscando el progreso y en esos tiempos el horizonte que prometía Argentina era alentador.
De a poco, Druetta fue atando cabos hasta que halló que tenía familiares por muchas partes del país. En septiembre de este año, armó un mapa y se lanzó a recorrer la Argentina para completar el árbol. Durante un mes golpeó puertas de desconocidos que llevaban su misma sangre. Hoy se muestra orgulloso y cuenta que su ejemplar se ramificó tanto que ya cuenta con 379 integrantes.
"Obtuve resultados excelentes en los pueblos chicos, porque la gente es más confiada. Al principio, mis familiares me miraban raro. Después se producía un reconocimiento impactante y al final, la búsqueda terminaba siendo un encuentro afectuoso", describe Alejandro, cuyo próximo objetivo es visitar la tierra de sus ancestros en Italia.
De repente detiene el diálogo, se lleva las manos a la cara y reflexiona: "todo esto me ha llenado tanto... me ha permitido comprender muchas cosas acerca de lo que soy".
Cierra la entrevista contando una anécdota: "me encontré con que muchos hombres de mi familia tenemos una marca idéntica debajo de la tetilla. A veces, ese era el dato que terminaba confirmando el nexo sospechado".


El paso a paso del árbol genealógico

El primer paso, según aconsejan los expertos, es consultar a los parientes por nombres, fechas de nacimiento y matrimonios.
Indagar sobre leyendas y costumbres familiares. Buscar cartas y fotos. Consulte en internet información sobre apellidos y familias.
Consultar archivos históricos, de diarios, de los registros civiles y de las iglesias, que tienen datos sobre bautismos y matrimonios.
Buscar en centros de genealogía, cementerios y bibliotecas. Hay libros especiales referidos a diferentes familias tucumanas o del NOA.
Los viajes a los sitios que habitaron los antepasados constituyen una fuente inagotable de información sobre la historia familiar.
Anotar todos los datos de manera clara y prolija, y crear un registro en fichas con el material que se ha ido obteniendo.

Contribución de la tecnología
Familia historica.- Durante 12 años recorrió el mundo, investigó, buscó información en archivos, entrevistó a familiares e indagó en cientos de lugares. María Soledad Terán pudo, de esta forma, reconstruir la historia de su familia, una de las más importantes del noroeste argentino. Concretó su obra en el libro que escribió "Los Terán, perfiles históricos de Tucumán". El texto tiene detalles sabrosos, como cartas, fotos, archivos de diarios y rúbricas, entre otros.


Página en la web.- Desarrollado como un hobby, luego de muchos años se ha transformado en la base de datos genealógicos más grande de la Argentina en la que figuran miles de personas. El sitio se llama www.familias-argentinas.com.ar. El proyecto se inició como un árbol genealógico familiar. Al poco tiempo, creció en forma exponencial ya que cualquiera puede aportar los datos de su investigación.

La red ayuda.- Internet es una fuente inagotable de datos para quienes arman un árbol genealógico. Pero también es un arma de doble filo porque mucha información puede ser incierta. Lo más aprovechable de la web es que se puede entrar en contacto con familiares de todo el mundo.

Judíos argentinos.- La Asociación de Genealogía Judía lleva 10 años recopilando datos sobre el árbol genealógico de los judíos argentinos. Tras el atentado a la AMIA, Paul Armony impulsó la idea después de que su hijo Víctor, siendo adolescente, grabó los relatos de la abuela. El contacto, en www.agja.org.ar.

El caso de los mormones.- Los mormones construyen en internet el árbol genealógico de la humanidad. Quieren llegar a los orígenes del hombre. El banco de datos cuenta con más de 1.000 millones de nombres (www.familysearch.org). La información que obtienen está celosamente guardada en una bóveda de granito dentro del cañón Little Cottonwood, en Utah, Estados Unidos, para preservarlos de una eventual explosión nuclear.

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