Las raíces argentinas de Álvarez-Cascos
EL EXPRESIDENTE DEL CENTRO ASTURIANO DE TUCUMÁN, MANUEL GARCÍA, UNO DE SUS PARIENTES EN ARGENTINA, NOS RELATA ESTA HISTORIA
Redacción, Oviedo
15 de julio de 2011
El abuelo del presidente del Principado de Asturias, Fernando Álvarez-Cascos.
La bisabuela de Francisco Álvarez-Cascos, Ernestina Mendy de García Fernández.
El 'pachorro' Manuel García Fernández.
Manuel García Fernández.
Villa La Argentina.
Francisco Álvarez-Cascos, el ya presidente del Principado de Asturias, alberga en su árbol geneológico un pasado vinculado a Argentina, país al que emigró su abuelo Fernando Álvarez-Cascos y donde nació su abuela Ernestina Suárez, sobrina de los hermanos Manuel y José García Fernández, emigrantes naturales del municipio asturiano de Luarca apodados ‘los pachorros’, quienes ‘hicieron las Américas’ gracias a la industria azucarera.
En la actualidad, Francisco Álvarez-Cascos sigue manteniendo lazos de unión con Tucumán, provincia argentina donde todavía residen descendientes del ‘pachorro’ Manuel García Fernández. De hecho, ‘Asturias en el Mundo’ ha tenido la oportunidad de hablar con su biznieto Manuel García Fernández, abogado de profesión, que en el mes de abril abandonó la presidencia del Centro Asturiano de Tucumán, cargo que ostentaba desde el año 2004, para apoyar la campaña de su pariente Francisco Álvarez-Cascos desde la plataforma ‘Emigrantes Foro Asturias’.
Pregunta. ¿Cuáles son sus orígenes?
Respuesta. Mis orígenes asturianos más remotos están en el concejo de Navia, más específicamente en un caserío denominado ‘Las Escas’, en la parroquia de Polavieja. Luego, estos naviegos de apellido García-Cepeda pasaron a Villar de Luarca en el concejo de Valdés. Por el lado materno, desciendo del linaje de los Valdés astur-sevillanos, que se radicó en Perú y El Tucumán a comienzos del siglo XVI. Los hermanos Felipe García de Valdés y Miguel de Salas y Valdés serían los que trasladarían la antigua ciudad capital de Tucumán a su actual lugar de emplazamiento. Otro antepasado, Andrés García de Valdés, fue quien le enseñó la lengua aborigen tonocotés a San Francisco Solano cuando, según las crónicas, visitó estos feudos del caído imperio incásico. Como le pasaba a Churchill, siento ese orgullo imperial de tener sangre de conquistador y conquistada, ya que también al igual que Mr. Winston, por parte materna, llevo sangre india.
Mi bisabuelo Manuel García Fernández fue un emigrante luarqués que en 1882, junto a su hermano José, fundaron el pueblo de Bella Vista en torno al ingenio azucarero que les permitió hacer la América y regresar a Luarca como típicos indianos de fines de siglo XIX.
P. ¿A qué se debe que su bisabuelo y su hermano fuesen apodados ‘pachorros’?
R. Ambos hermanos eran apodados ‘pachorros’ ya que descendían del jefe de la Alarma o somatén local en la guerra contra Napoleón, y su antepasado José García-Cepeda ganó su mote después de evadir el pelotón de fusilamiento francés gracias a su astucia y su pachorra antes de que intentaran ejecutarlo junto a un compañero de guerrillas.
P. Después de haber hecho fortuna en la industria azucarera, ¿colaboraron con el desarrollo de Luarca?
R. Actualmente, existe en Luarca una plaza que recuerda, como decía Jesús Evaristo Casariego, a los ‘pachorros’ que pelearon contra el invasor francés y luego emigraron haciendo fortuna e instituyendo en Luarca una obra filantrópica de considerables dimensiones. Por dar un ejemplo, el Colegio Asilo de Villar de Luarca festejó este año su centenario bajo la dirección de las Hermanas de la Caridad y desde hace unas cuantas décadas lleva el nombre de José García Fernández, ya que éste fue quien lo donó pensando y desarrollando ese ideal jovellanista de educar a las generaciones futuras.
P. ¿Cuál es su opinión sobre la labor desempeñada por los indianos en Asturias?
R. En este sentido pienso que estos indianos de fines del XIX, fueron quienes en Asturias mejor ejecutaron los sueños de Jovellanos a pesar de que el ilustre gijonés criticó duramente a la primera generación de emigrantes contemporáneos suyos.
P. ¿Cuál es su parentesco con el nuevo presidente del Principado de Asturias?
R. Los Álvarez Cascos son una familia histórica en Luarca y el concejo de Valdés. Don Fernando Álvarez-Cascos y Álvarez-Cascos –sus padres eran primos– se casó a principios del siglo pasado con Ernestina Suárez y García Fernández, hija de una de las ‘pachorras’ hermanas de los indianos José y Manuel.
Ernestina nació en Tucumán mientras sus padres visitaban el ingenio azucarero en dicha provincia, por lo cual Francisco Álvarez- Cascos tiene sus raíces muy vinculadas a Tucumán y Argentina como más de una vez lo ha dicho. Inclusive en 1979 cuando el ahora flamante presidente del Principado viajó a la Argentina para entregar a don Claudio Sánchez Albornoz el diploma de hijo dilecto de Asturias visitó a mi abuelo paterno, quien aún vivía en Buenos Aires. Además la relación siempre fue fluida, ya que nuestra familia tenía, hasta mediados de los 70, una casa en Luarca y pasaba allí largas estadías.
La vinculación familiar también existe con los descendientes de don Antonio Álvarez-Cascos, tío abuelo de Francisco, ya que uno de sus hijos se casó con una de las hijas adoptivas de nuestro tío José el indiano. Otro destacado y querido pariente por este lado de don Antonio es el médico argentino José Miguel Curto, radicado en Buenos Aires.
P. ¿Cómo logró reestablecer la comunicación con sus parientes en Argentina?
R. En el verano de 2006, luego de asistir al III Congreso Mundial de Asturianía en Gijón como presidente del Centro Asturiano de Tucumán, visité Luarca y restablecí el contacto con uno de los hermanos de Francisco y, a través de éste, con el resto de nuestros parientes. Con otros familiares ya había contactado por medio de los dueños del hotel Villa La Argentina, palacete indiano que antiguamente fuera la casa de mis mayores en Villar de Luarca. Por dar un ejemplo mantengo comunicación periódica con mi tía segunda María del Carmen Arango, quien, a sus 94 años, es guardiana de la memoria familiar ‘pachorra’.
P. ¿Cuál fue el motivo por el que decidió apoyar la política de Álvarez-Cascos?
R. A comienzo de este año, mientras veraneaba, recibí un correo de una prima en común, donde me pedía que por favor apoyase a Francisco en su gesta política.
P. ¿Cómo se vinculó usted con la campaña electoral?
R. Lo primero que hice, y para no afectar al Centro Asturiano de Tucumán, fue renunciar a mi cargo de presidente de dicha señera institución. Acto seguido, contacté con la gente de ‘Emigrantes Foro Asturias’ y me gané la amistad de un ser trabajador y formidable como es el joven José Antonio Rodríguez Rugarcia, con quien durante los meses anteriores a la elección compartimos diariamente las alegrías y miserias que siempre la pasión política conlleva.
P. ¿Mereció la pena el esfuerzo?
R. El trabajo valió la pena, ya que se lograron los suficientes votos para mantener el escaño 16 que le dio a Foro Asturias la mayoría suficiente para que Francisco llegue a la presidencia del Principado.
P. ¿Los asturianos en Argentina tuvieron algún problema para emitir su voto?
R. Muchos potenciales votantes no pudieron sufragar porque no les llegó el voto, pero ese fue un error que se lo debemos cobrar al oficialismo saliente.
P. ¿Qué medios utilizaron para hacer llegar el mensaje de Cascos a los asturianos en Argentina?
R. La campaña se hizo con correos electrónicos y el sistema Skype, lo que casi no generó gasto alguno.
P. ¿Qué cualidad destacaría de Álvarez-Cascos?
R. Lo más formidable fue convivir virtualmente con la capacidad titánica de trabajo que es la marca Álvarez-Cascos y ver la potencia de Francisco para adaptarse al quehacer con diferentes generaciones y diversas mentalidades. Un ejemplo lo viví cuando Cascos comprendió la importancia de realizar un maratónico viaje para llevar la propuesta a los emigrantes y en menos de 72 horas, durmiendo en un avión, visitó la Asturias de la diáspora de punta a punta. El día después de su regreso a España, comprendí que me hallaba frente a un animal político de capacidades superiores a cualquier otro y eso creo que es lo que le ha dado como resultado su indiscutible victoria sobre los demás candidatos.
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